Viajando a Bled

Bled es realmente una joya. Al llegar al pueblo, se abre un panorama incomparable. Puedes ver el lago con sus aguas claras, la isla con la capilla y, por supuesto, la imponente ruina del castillo que corona un acantilado alto e inaccesible, sobre el pueblo. El pueblo es bastante pequeño con pocas tiendas pero con muchos fantásticos "gostilna", las tabernas eslovenas. Aquí se come bien y las porciones son generosas. La especialidad del pueblo es la "kremschnitte", un tipo de pastel que me encanta comer una y otra vez. Si deseas darte un baño en el lago, es perfectamente posible. En verano, la temperatura del agua alcanza fácilmente unos agradables 23 grados. También puedes alquilar un bote de remo o una tabla de surf en un extremo del lago o jugar golf en uno de los campos más hermosos de Europa. A la isla con su majestuosa capilla se llega más fácilmente con los barcos locales llamados "pletna", que se construyen a mano. Si deseas y tienes tiempo para caminar por las montañas, aquí encontrarás una buena selección de senderos de diferentes niveles de dificultad en las inmediaciones del pueblo. Bled es una escapada perfecta para tu viaje hacia o desde alguna de las costas españolas como la Costa Brava o la Costa del Sol.